ligero de equipaje, escapaste.
Y te busqué.
Hoy hace ya treinta años
que empecé a seguir senderos.
Te busqué en la estrella gorda,
en la playa, en un mi bemol.
Me educaste desde lejos
dibujándome a trazos,
marcando el camino a golpe de abrazos
invisibles para otros.
Y por fin te encontré cuando supe...
Que tú estas aquí conmigo,
en mis ojos, en mi piel, en mi pelo.
En mi recuerdo.
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