Persevero réplica
rozando la súplica en vano.
Me empeño inocente
en atravesar el contorno que separa tu conjunto.
Fuera de la frontera nadie tiende la mano al destierro.
Y en este encierro,
envejecen mis palabras de tanto usarlas
y se cansa tu encanto de tanto oirlas.
Reincidente del devaneo de soñarte,
tatuar hojas es lo que me queda.
Insisto, pero no existo.
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