Como los ojos en el parpadeo,
como las estrellas al amanecer,
como una ola con el poniente,
como las ganas de querer leerte.
Apareces y desapareces.
Como el rayo en la tormenta,
como ese olor a menta en el té,
como el ruido de un portazo de corriente,
como la idea de querer verte.
Apareces y desapareces de inmediato,
cuando saco a pasear
al canalla indecente y ordinario.
Y el dulzor se vuelve amargo por un rato.
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