No temo a los fantasmas
que tientan con su erotismo,
ni a contactos que me rompen esquemas prefabricados.
Ya no espantan tus manos,
ni los besos,
ni tus ojos,
ni mis deseos...
Tan solo me inquieta la distancia,
la altivez y la ignorancia
que moldea tu defensa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario