Oigo al silencio decir que te rindes,
que no entiendes,
que te asustas,
que te cansas,
que no quieres.
Oigo al silencio gritar.
Y entonces lo dejo.
Lo dejo hablar solo...
Hasta que quiera callarse
y entonces entiendas,
valiente,
sin miedo ni cansancio,
que yo solo quiero gritar.
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